sábado, 26 de marzo de 2011

Victimización infantil en la escuela

Victimización infantil en la escuela
por Mª José González

Los niños sufren de ciertos tipos de violencia que quedan excluidos de trato legal, por ejemplo los asaltos de manos de otros niños, incluso si son repetitivos y crónicos. Esta falta de sensibilidad puede deberse a que existe la tendencia a considerar este tipo de violencia como lucha y no como victimización. En esto difiere de la agresión de los adultos, ya que si un adulto es agredido en una pelea será considerado "víctima" y tendrá carácter de malos tratos. Pero para los niños ¿es menos violento o traumático que le pegue otro niño que un adulto?.
La vulnerabilidad infantil se pone de manifiesto en los episodios de violencia familiar en los que el niño no es agredido pero es un observador aterrado de situaciones de malos tratos, generalmente del padre a la madre. Los hijos pueden aprender que la violencia es una conducta aceptable, que forma parte de la intimidad y que esa violencia y miedo se puede usar para extender el control sobre el resto de la familia. Aunque en un principio compadecen a la madre, conforme crecen esta solidaridad se transforma en hostilidad. En la adolescencia las chicas pueden desarrollar una extrema aversión hacia los hombres y los chicos, con frecuencia, se ponen del lado de sus padres e incluso llegan a agredir a sus madres. La repercusión a nivel escolar es que las chicas muestran trastornos somáticos, introversión y pasividad, mientras que los chicos suelen ser más disruptivos y agresivos hacia las cosas y las personas.
En la escuela, la conducta agresiva parece estar relacionada con las variables afectivas y de relación familiar, como puedan ser el rechazo de los padres, el castigo agresivo y la carencia de identificación con los padres. Algunas víctimas crecen en la convicción de que el empleo de la agresividad es el mejor camino para conseguir lo que quieren. El haber sido víctima en la infancia propicia que de adulto se victimice a otros.
En los procesos de interacción en el aula debemos tener en cuenta los factores motivacionales, el autoconcepto académico, el ánimo con que se afronta la tarea y los factores afectivos. Cuando un individuo se incorpora a un grupo social se dan dos tendencias: el deseo de dominio y el de afiliación. El fenómeno de agresión entre iguales podría deberse a la desintegración que sufre el niño cuando ingresa por primera vez en el medio escolar. Su mundo, el familiar, queda relegado y aparece su deseo de ser y hacer acrecentado por la novedad y el ambiente. Pero su deseo y actividad se encuentran con los de otros y provocan un conflicto que se resolverá en función de su temperamento e historia personal. Así, optará por esforzarse en prevalecer sobre el otro, se someterá a él, o bien se aislará. De cualquier manera, le permitirá encontrar a aquel o aquellos que lo acepten y descubrirá el placer de pertenencia.
En las relaciones entre iguales en el aula, el comportamiento del grupo estará determinado en gran medida por la estructura que se forma como resultado de la interacción y por sus normas de comunicación. El estudio de la dinámica del aula pone de manifiesto que el propio grupo de alumnos genera y mantiene unas estructuras relacionales que no están bajo el control del profesor y confieren una especial estructura al grupo. Para prevenir, solucionar y cambiar los problemas de conducta del grupo las líneas de comunicación de la clase deberán estar abiertas. Si la comunicación se suprime no se favorece la enseñanza y aparecen sentimientos de hostilidad y resentimiento a nivel individual y grupal.
El camino que suele seguir un niño violento en la escuela consta de 3 fases: a) el niño muestra conductas claramente antisociales, b) lo cual le lleva a ser excluido del grupo de iguales, c) y acaba fracasando en la escuela. Cuando el niño pasa por una de estas fases, aumenta la probabilidad de pasar a la siguiente.
Cuando se estudia la vida emotiva en las aulas, se observa una estructura informal basada en la popularidad que tienen sus miembros dentro del grupo. Esta estructura está basada en las elecciones o rechazos que los demás hacen de uno de sus miembros, diferenciándose tres tipos sociométricos diferentes: a) el alumno popular, es el líder indiscutible (por prestigio exterior o destrezas), b) el aislado (el que nadie o casi nadie elige) y c) el rechazado o impopular (presenta frecuentes manifestaciones agresivas y de desacuerdo, demandas de atención sobre sí mismo y ausencia de refuerzos hacia los demás).
Algunos tratan de reforzar su autoestima tratando de adquirir prestigio a través de actividades compensatorias. Otros acrecientan su agresividad, fanfarronean, mienten, buscan una notoriedad para compensar su frustración. Otros, simplemente se aíslan y así se acrecienta su sentimiento de inferioridad.
Muchas conductas indeseables que se producen en el aula, se adquieren y mantienen en gran parte por el refuerzo de los compañeros. En la interacción dinámica entre escolares hay tres grupos bien diferenciados: el grupo mayoritario de bien adaptados y dos grupos mucho menores, uno de agresores y otro de alumnos víctimas. El grupo refuerza las conductas agresivas, ya que se valora más positivamente a los agresores que a las víctimas, lo cual se traduce por un lado en un mayor sentimiento de afiliación en los agresores y por otro en que las víctimas se sientan más apartadas y solitarias.
El ambiente generado por la institución escolar a través de sus preceptos, currículos, normas, etc. orientan al grupo hacia una determinada forma de interacción profesor - alumno y también de los alumnos entre sí. Por tanto, para que se cree un buen clima de grupo y evitar de algún modo la agresividad, sería de gran ayuda que las instituciones escolares se basaran y fomentaran más la cooperación en lugar de la competitividad.


Mª José González
Licenciada en Psicología
mjgonzalez@psicocentro.com

sábado, 5 de marzo de 2011

Tratamiento de niños y adolescentes en conflicto con la ley penal

Tratamiento de niños y adolescentes en conflicto con la ley penal
Lic. Gabriela A. Arévalo.
Lic. Jorge R. Maldonado.


Introducción:

Para comenzar expondremos por que utilizamos la denominación “niños y adolescentes en conflicto con la ley penal" el lugar de otros como menores delincuentes", "joven delincuente", " precoces delincuentes", "menor infractor", pues estos sustantivos remiten a la Ley de Patronato 10.903 (de 1919) que los considera como "objetos" y no como sujetos de derechos, como los concibe la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (aprobada por la ONU en 1989, ratificada por nuestro país en 1990 e incorporada a la Constitución en la reforma de 1994). Estos términos están revestidos de un sentido peyorativo que define a los adolescentes a partir de su comportamiento y refuerzan prejuicios, estigmas y desigualdades sociales. Entonces hablar de niño y adolescentes en conflicto con la ley penal "es lo apropiado para referirse a los niños y adolescentes que cometen delitos, ya que define la situación en la que se encuentran en lugar de "estigmatizarlos" o "marginarlos" por su conducta. Al referir niño o adolescente en conflicto con la ley penal, estamos haciendo referencia a un niño con características diferenciales respecto al resto del universo de los “niños”

Esto es avalado por La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño establece que todo niño y adolescente en conflicto con la ley penal tiene derecho a:

- a ser tratado de manera acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y en la que se tengan en cuenta la edad del niño y la importancia de promover su reintegración y que éste asuma una función constructiva en la sociedad.

- que se le garantice, por lo menos, lo siguiente: que se lo presumirá inocente mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley; que será informado sin demora de los cargos que pesan contra él y que dispondrá de asistencia jurídica u otra asistencia apropiada en la preparación y presentación de su defensa; que la causa será dirimida sin demora por una autoridad u órgano judicial competente, independiente e imparcial en una audiencia equitativa conforme a la ley, en presencia de un asesor jurídico u otro tipo de asesor adecuado y, al menos que se considerare que ello fuere contrario al interés superior del niño, teniendo en cuenta en particular su edad o situación y a sus padres o representantes legales; que no será obligado a prestar testimonio o a declararse culpable, que podrá interrogar o hacer que se interrogue a testigos de cargo y obtener la participación y el interrogatorio de testigos de descargo en condiciones de igualdad.

- que se respete plenamente su vida privada en todas las fases del procedimiento.




Desarrollo:

A los fines didácticos de compartir códigos comunicaciones con Uds. definiremos la Psicología, luego la adolescencia, para llegar a comprender lo que denominamos adolescente trasgresor.

Psicología: “Es el estudio científico del comportamiento y de los procesos mentales”.

Los estudiosos de la Psicología describen, explican, predicen e intentan modificar el comportamiento para mejorar la calidad de vida de las personas tanto en el nivel individual como grupal.

Centrándonos en nuestra provincia, las Normativas Institucionales del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba, en la Ley 7106 (Disposiciones para el Ejercicio de la Psicología) nos expresa: El ejercicio de la Psicología se desarrollara en los niveles individual, grupal, institucional y comunitario, ya sea en forma publica o privada, en las áreas de la Psicología Clínica, Educacional, Laboral, Jurídica y Social.

Se entenderá por área de la Psicología Jurídica: la esfera de acción que se realiza en los Tribunales de Justicia, Institutos Penitenciarios, de internación de menores y en la práctica privada de la profesión.

Se considera ejercicio de la profesión de psicólogos, en el área de la Psicología Jurídica: el estudio de la personalidad del sujeto que delinque, la rehabilitación del penado; la orientación psicológica del liberado y de sus familiares, la actuación sobre las tensiones grupales en Institutos Penales con tareas de Psicohigiene, la colaboración en peritajes, empleando los instrumentos específicos, la realización de peritajes psicológicos, realización de peritajes y estudios de adopción y de conflictos familiares.

Asimismo es necesario revisar breve y focalizadamente algunas características de la psicología evolutiva:

La infancia: es la fase del desarrollo desde del nacimiento (perinatal) hasta el comienzo de la madurez (pubertad).

Términos como niño, lactante, niño pequeño, niño en edad escolar, son considerados meros esquemas didácticos, pues el desarrollo es un proceso con innumerables grados de libertad, con particularidades típicas para cada subfase en interrelación compleja con la cultura, el contexto ambiental, la estimulación y dinámica del contexto familiar.

La etapa infantil está marcada por la dependencia básica; el niño se caracteriza por su deseo de crecimiento y se siente dominado por las fuerzas, no sólo físicas, sino también intelectuales, morales, sociales y expresivas de los adultos. El objetivo fundamental de esta etapa es ayudar al niño a sentirse seguro, gracias a la protección que se les brinda y a los alientos que se les proporciona, en sus actuaciones más diversas.



La adolescencia es una etapa con características propias y singulares que comienza en la infancia y da paso a la edad adulta, durante ella se producen cambios y transformaciones, que no solo afectan a las características puramente físicas de las personas, sino también a sus aspectos intelectuales, emocionales, sociales y psicológicos, haciendo de esta etapa uno de los periodos más difíciles y turbulentos de la existencia.

Durante esta etapa la relación padres e hijos es difícil y, a menudo tan llena de contradicciones como todo el mundo del adolescente. Los hijos son cada vez más autónomos y reclaman mas independencia en su vida personal y social. Se produce un alejamiento de los padres pero, al mismo tiempo les reclaman el apoyo y el afecto que todavía necesitan para enfrentarse a un mundo que todavía no entienden y que - por supuesto - no los entiende a ellos.

La sociedad adulta tampoco sabe muy bien como tratar al adolescente. Por un lado ya no muestra hacia el la indulgencia con que perdona los errores del niño. Por otro lado tampoco le permite asumir el papel de adulto, alargando cada vez más el periodo de preparación necesario para incorporarse a la sociedad como miembro de pleno derecho. No es un niño, ni un adulto ¿qué es entonces?

Para algunos el adolescente es un ser generoso, espontáneo, todavía ingenuo, lleno de ternura y curiosidad, en una palabra, la esperanza de un futuro mejor. Para otros es un ser molesto, critico, caprichoso, imprevisible, egoísta, orgulloso, incapaz de asumir responsabilidades. Tal vez unos y otros tengan algo de razón.

La vuelta a si mismo, la exaltación del yo, la reducción de la pandilla a un grupo de amigos escogido e intimo, la aparición de una sensualidad perturbadora, el profundo desarrollo intelectual, son algunas de las notas que marcan el principio de esta nueva fase de la vida que, sin romper totalmente con la infancia, apenas superada, orienta al adolescente hacia la madurez adulta.

También durante este periodo, probablemente tendrá que hacer frente al abuso de drogas, cuyo riesgo empezó ya en la etapa anterior. En la medida que nuestro trabajo durante los años anteriores haya sido eficaz y hayamos contribuido a hacer de nuestros hijos personas seguras de si mismos, independientes, con capacidad para relacionarse con otros y para tomar decisiones, habremos puesto las condiciones necesarias para que reaccionen adecuadamente a la oferta de drogas y puedan afrontar este nuevo periodo de su desarrollo.

Frente a un mundo tan cambiante como el que se vive, el adolescente, que también sufre profundos cambios, no puede mas que expresarse de la manera tan especial como lo hace, buscando en su expresión, la estabilidad de su personalidad perdida.




Características fundamentales de la adolescencia:

v Cambios físicos.

v Cambios psicológicos.

v Cambios sociales.

v Desarrollo hacia el pensamiento adulto.

v Búsqueda de identidad.

v El grupo.

v Pensamiento formal abstracto.



En ciertas ocasiones el adolescente llega a limites de su accionar que rozan con el delito con la normativa legal, empieza el deambular, detenciones por merodeo, detenciones a disposición de padres, entradas circunstanciales a precintos, es aquí que se inaugura “oficialmente” la entrada al grupo del menor trasgresor o en conflicto con la ley penal.

El adolescente en conflicto con la ley penal, también denominados niños y adolescentes en riesgo social, adolescentes vulnerables, jóvenes transgresores, etc. Posee características singulares.



Características de los adolescentes en conflicto con la ley penal:

ü Impulsividad significativa.

ü Baja tolerancia a la frustración.

ü Facilidad de paso al acto.

ü Manipulación

ü Escaso posicionamiento critico con respecto a transgresiones.

ü Autoestima alicaída.

ü Inestabilidad emocional.

ü Vulnerabilidad.

ü Falta de límites.

ü Mecanismos de defensas estereotipados.

ü Disvalores.

ü Acercamiento a grupos de riesgo.

ü Precoz ingesta de drogas.



Desde una concepción de salud integral, debemos necesariamente remitirnos, y trabajar psicoterapéuticamente con el grupo de parentesco del adolescente en conflicto con la ley penal. El joven es integrante, emergente de una configuración familiar con singularidades, con partes saludables que hay que fortalecer desde el espacio psicológico y fragmentos patognomónicos donde como profesionales debemos estimular a que los miembros del grupo familiar reconozcan estas partes, para luego elaborarlas con el fin de lograr un posicionamiento critico con respecto a roles e interacciones.




Familias Multiproblemáticas: Familia de adolescentes en conflicto con la ley penal:

Ø Padres en disonancia educativa.

Ø Progenitores con roles desdibujados.

Ø Personas inmaduras.

Ø Poca tolerancia a la frustración.

Ø Sin posicionamiento critico.

Ø Padres “amigos” (no posesionándose en el rol pertinente).

Ø Progenitores abandónicos.

Ø Progenitores expulsivos.

Ø Familias desintegradas que no logran elaborar tal situación.

Ø Falta de límites.

Ø Familias que facilitan inconscientemente la trasgresión.

Ø Presencia en la dinamica familiar de disvalores.

Ø Numerosas.

Ø Escaso espacio para compartir.

Ø Escolaridad inconclusa de los padres;

Ø Precariedad laboral del jefe de familia;

Ø Economía de subsistencia: changas, cirujeo, venta ambulante, mendicidad, etc.

Ø Crianza de los hijos sin la presencia de uno de los progenitores, por lo cual los hermanos suelen tener distintos apellidos.

Ø Roles de madre o padre que son asumidos por hermanas/os mayores.

Ø Abandono escolar (o la permanencia en la escuela solo para cubrir las necesidades alimenticias primarias);

Ø Mala utilización (por desconocimiento) de los tiempos de ocio;

Ø Grupos de pares negativos (tanto en los menores como en los mayores);

Ø Antecedentes penales en algun/os miembro/s del grupo.




En la atención clínica diaria esta presente un vinculo terapeuta–paciente/adolescente; este vínculo genera un despliegue técnico-profesional que configura un campo de interacciones personales que es la situación terapéutica, que se inscribe en unas realidad sanitaria dentro de una sociedad con diversos grados de evolución y desarrollo socioeconómico y cultural. A la manera de una espiral concéntrica de capas superpuestas interconectadas, estos elementos estructurados y estructurantes están siempre presentes en una vasta red de influencias gravitantes que dan cuenta de la calidad de dicho vínculo y de sus efectos sobre el proceso de salud-enfermedad.

La relación terapéutica con el paciente adolescente es compleja, por un lado hay una resistencia a la atención profesional, por otra parte se configura un rapport con importante aristas en cuanto a la identificación con el psicólogo, y por ende al modelo que este genera. Es desde esta posibilidad que es muy potable trabajar en la promoción y prevención de la salud desde la terapia grupal.

En esta búsqueda de identificación adolescente, el individuo recurre como comportamiento defensivo a la búsqueda de uniformidad, que puede brindar seguridad y estima personal. Allí surge el espíritu de grupo al que tan afecto se muestra el adolescente. Hay un proceso de sobre identificación masiva, en donde todos se identifican con cada uno. Los grupos a través de las redes de afecto que surgen entre las personas.

El punto de partida de toda acción terapéutica son las necesidades asistenciales del paciente.

El trabajo terapéutico implica un compromiso responsable, establecer una relación afectiva y discriminada, es decir un manejo adecuado de la disociación instrumental que de paso a la objetividad, por ende al trabajo profesional exitoso, para la contención del joven.

Asistir al Adolescente en conflicto con la Ley Penal será entonces poder efectuar la lectura de las necesidades no solo corporales sino también emocionales, familiares y sociales, acompañar a la persona en la “búsqueda de sentido de la vida”.

Trabajar terapéuticamente significa también anticiparse a las causas que en alguna medida, aportarían noxas a un organismo con un estado de vulnerabilidad en el que pudiera estar propenso o expuesto al proceso de enfermar.

La función del psicólogo es de psicodiagnóstico, tratamiento, asistencia, debe siempre propender a la prevención.

El trabajo del psicólogo en este ámbito se encuadra dentro de la Psicología Jurídica, ahora bien el profesional que aborda al niño y adolescente en conflicto con la ley penal, debe priorizar no únicamente a lo formación teorética, sino que debe tener predisposiciones especiales ser un profesional ético, humanizado y comprometido; desde aquí es que podemos esbozar un perfil del profesional que trabaja con esta población.




El perfil del psicólogo de niños y adolescentes en conflicto con la ley penal

ü Poseer experiencia clínica / sanitarista.

ü Formación en abordaje de adolescentes.

ü Empático.

ü Reflexivo.

ü Creativo.

ü Posicionamiento Crítico.

ü Compromiso ético.

ü Manejo de la disociación instrumental.



El tratamiento que realizamos es individual, y/o familiar, eventualmente se realiza tratamiento grupal si se cumplen determinados criterios de selección previamente pautados.

Prevención: es todo recurso que permite reducir, disminuir, interrumpir o aminorar la progresión de una afección o enfermedad. Prevención es anticiparse, actuar antes de,...

Por una parte se evita la enfermedad, antes de que suceda y por otra se cura una vez aparecida. Se trata pues, no solo de evitar, sino, que una vez instalada la enfermedad, detener su curso hasta conseguir la curación o en caso de no ser posible, retrasar su progresión el máximo tiempo que se pueda. Esta prevención cobre sentido desde la concepción de asistencia entendida como ayudar, socorrer o servir al otro en necesidad, se trata entonces de una mutua convergencia entre el otro necesitado y el ofrecimiento de quien lo asiste. Es importante discriminar cuales son los recursos en él haber de ambos y elegir entre ellos él mas adecuado a las circunstancias. De esta manera el asistido será individualizado, puesto que las necesidades de atención surgen de campos diferentes. Poder comprender lo que el otro necesita determinará el curso de acción a seguir. Es desde aquí que el objetivo fundamental de la prevención es acompañar y favorecer el desarrollo socio /afectivo / madurativo de los adolescentes con objeto de que estén preparados y en condiciones de rechazar las ofertas de situaciones transgresoras, a las que frecuentemente están expuestos; es a la vez promover, potenciar habilidades y capacidades socialmente loables.

Educación Preventiva es un proceso dinámico en el que Educadores y Educandos son a la vez, simultáneamente, emisores y receptores de mensajes, la Educación Preventiva es un proceso que abarca un amplio conjunto de actitudes que apuntan al desarrollo intelectual, emotivo, psicológico y físico de la persona, en la practica información y educación se funden y se confunden en un mismo Proceso de Prevención.

Las actividades preventivas, en la actualidad se clasifican en tres niveles, estos son: prevención Primaria, Secundaria, Terciaria. Actualmente se habla de medidas preventivas cuaternarias.

v Prevención Primaria: tiene como objeto disminuir la probabilidad de ocurrencia de las afecciones y enfermedades.

Las medidas de prevención actúan en el período pre-patológico.

Se distinguen dos tipos de actividades de Prevención Primaria:

a) Promoción de la salud b) Protección de la salud.

a) La Promoción de la salud busca el bienestar general de las personas. Por Ej. : educación sanitaria, vivienda, recreación, educación sexual, nivel nutricional, genético, examen periódico de salud.

b) La protección de la salud: medidas aplicadas a una enfermedad o grupo de enfermedades tendientes a interceptar las causas antes que involucren al hombre. Por Ej.: saneamiento ambiental, inmunizaciones etc.

v Prevención Secundaria: tienen como objeto de evitar la propagación y la transmisión de la enfermedad hacia otros.

Las actividades se desarrollan en el período patológico.

Las actividades son: diagnostico precoz, tratamiento inmediato, prevenir complicaciones, prevenir la incapacidad prolongada.

v Prevención Terciaria: (rehabilitación) actúa cuando las lesiones patológicas son irreversibles y la enfermedad está establecida.

Su objetivo es volver al individuo afectado a un lugar útil en la sociedad y utilizar las capacidades de funcionamiento. La rehabilitación contiene elementos físicos, psicológicos y sociales. El éxito de ella dependerá de adecuados recursos dentro de la institución familiar, hospitalarios, industriales y la comunidad.

v Prevención Cuaternaria: Es la reinserción laboral del paciente y se trabaja para devolver la independencia económica del sujeto. Es todavía su inclusión polémica, pues a veces se la considera parte dependiente de la prevención terciaria. Esta medida preventiva esta directamente relacionada al marco socio-económico que será potable o no para que esta persona que se rehabilitó socialmente pueda insertarse en una profesión, arte u oficio.

Estos niveles preventivos no son incompatibles entre sí, no se excluyen sino que se complementan, enriqueciéndose mutuamente en su implementación conjunta con el fin de mejorar la calidad de vida de la gente y de la sociedad en su conjunto.

En esta línea se trabaja esencialmente con los factores protectores tanto en el ámbito familiar como individual, cobrando incidencia significativa los siguientes aspectos del desarrollo socio /personal:

ü La autoestima.

ü La autonomía y la responsabilidad.

ü El discernimiento.

ü La competencia para las relaciones interpersonales.

Asistir al Adolescente en conflicto con la Ley Penal será entonces poder efectuar la lectura de las necesidades no solo corporales sino también emocionales, familiares y sociales, acompañar a la persona en la “búsqueda de sentido de la vida”.

Un punto a destacar en el adolescente es el pobre auto concepto e imagen negativa que tienen de sí mismo, en la medida en que los adultos referentes los incentiven, les planteen retos, apoyo, contención, les feliciten y recompensen según las adquisiciones o logros, les ayuden a relativizar los errores, estarán fomentando sentimientos de competencia personal y de seguridad, haciendo que se sientan aceptados y que vayan formando una imagen positiva de si mismo. Esta imagen se fundamenta en el desarrollo de la autonomía y responsabilidad.

La autonomía es el sentido de la propia identidad, la habilidad para actuar independientemente y el control de algunos factores del entorno.

En el espacio terapéutico, una de las estrategias es hacer al individuo más autónomo y responsable de la construcción de su propio estilo de vida saludable.

Algunas de las estrategias se deben dirigir a:

Ø El conocimiento y consiguiente insight de aquellas acciones y decisiones responsables que favorecen el desarrollo de su autonomía.

Ø Impulsar, estimular la creación de alternativas, tanto por parte de las personas adultas como por parte del adolescente, cuya puesta en práctica les permita reconocer su propio poder de decisión, su propio compromiso y responsabilidad ante la decisión tomada.

Se trata de ayudarles a “darse cuenta” de la importancia del autocontrol ante las situaciones adversas y de aprender a solucionar sus problemas con sus medios a su alcance, a la vez estimularlos a la toma de decisiones en forma autónoma, razonada y responsable. Esta función se realiza en forma sostenida, firme y focalizada. Pero cabe advertir que en nuestro trabajo cotidiano “que no existe una estrategia fija para el tratamiento de esta población, sino que los recursos terapéuticos se utilizan de acuerdo a cada caso, teniendo en cuenta la singularidad de cada institución y/o programa.

El trabajo psicoterapéutico del psicólogo con adolescentes en conflicto con la ley penal institucionalizados, ya sea en institutos, residencias, de adolescentes en riesgo social o en sistemas alternativos a la institucionalización: programas de Libertad Asistida, Guardas, Programa de Atención Inmediata, Programas de Inclusión Educativos / Laborales - tiene un rol de diagnostico, asistencia, tratamiento fundamentalmente, pero debemos advertir que si bien las tareas y acciones de salud que realiza el psicólogo se ubican en la prevención secundaria (asistencia), no obstante no se puede desconocer que cuando el psicólogo atiende un paciente sosteniéndolo, conteniéndolo, fortaleciendo sus partes sanas dentro de hábitat social, esta desarrollando o facilitando medidas preventivas primarias, secundarias terciarias y cuaternarias.





Conclusiones:

Desde una perspectiva psicológica-criminológica, el carácter educativo del tratamiento (integral, individualizado) adquiere suma trascendencia ya que los jóvenes por su condición de seres humanos en desarrollo se encuentran en una situación jurídica-social diferente respecto a los adultos, en relación con la insuficiente madurez para comprender la criminalidad del acto o para conducirse conforme a esa comprensión, por lo cual requiere una atención específica acorde a sus necesidades personales, familiares y sociales. El fin del tratamiento es resocializar al joven.

No respetar los derechos del niño es aberrante, pero además es inconstitucional.

La defensa de los derechos de las personas, y en particular de los derechos del niño, es algo que debe practicarse todos los días. De cada uno de nosotros depende la plena vigencia de esos derechos, que son los nuestros.





Autores:

ü Lic. en Psicología Gabriela A. Arévalo. Universidad Nacional de Córdoba.

ü Lic. en Psicología Jorge R. Maldonado. Universidad Nacional de Córdoba.





Bibliografía:

ü Arévalo, G. y otros, (2003) Ponencia presentada en el XV CONGRESO LATINOAMERICANO– VII IBEROAMERICANO Y XI NACIONAL DE DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGÍA. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. UNC.

ü Correa, E (1995) “Acercamiento exploratorio a los códigos de comunicación en jóvenes privados de libertad”. Facultad de Filosofía y Humanidades. UNC

ü Dávila, A. (2004) Manual de Psicología Sanitaria UNC

ü Gomes, Da Costa, A. ( 1995 ) Pedagogía de la presencia. Ed. Lozada.

ü Maldonado, J y otros: (1996) Consideraciones criminológicas sobre la ingesta de alcohol en adolescentes de 13 a 15 años, según 100 entrevistas a vecinos de Malagueño. Facultad de Filosofía y Humanidades. UNC

ü Correa E, Maldonado, J (2004) Ponencia “1° Congreso Provincial, Nacional y del Mercosur “Explotación Infantil a la Luz de la CIDN”: Cordoba, Argentina. 2004.

ü Noguera, C y otros (1999) Una aproximación desde una perspectiva criminológica sobre los aspectos vinculados al tratamiento aplicado a las Instituciones CETRAM I y CETRAM II, a los menores que han cometido homicidio, según los profesionales del equipo de salud. Facultad de Psicología. UNC

ü Neuman, E. (1984) “Prisión Abierta”. Ed. Depalma.

ü Riesco, L. (2004) Manual de Medicina Psicosocial UNC

ü Sabattini, A. (2001) “Del menor delincuente al adolescente trasgresor”. Ed. Alción



Gabriela A. Arévalo.
Jorge R. Maldonado
Licenciados en Psicología
Universidad Nacional de Córdoba.
jorgermaldonado@yahoo.com.ar



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